© Héctor del Campo
Trabajar colgado de una cuerda en un entorno que presenta riesgos asociados a los espacios confinados implica conocer, evaluar y gestionar una serie de riesgos letales por sí solos que sumados entre sí exigen la máxima preparación. Medidas preventivas, equipos de protección respiratoria y métodos de trabajo específicos utilizando técnicas de acceso por cuerda son algunas de las cuestiones abordadas en este artículo.
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Si tuviera que decantarme por el tipo de trabajo asociado al acceso por cuerda que mayor preparación requiere por parte del técnico implicado ése sería sin duda el que se desarrolla en un espacio confinado. Y con mucha diferencia. Además del riesgo de caída, hay que gestionar otros riesgos específicos como pueden ser los de asfixia, intoxicación, explosión/incendio, atrapamiento, contaminación, sepultamiento, electrocución, etc, que pueden complicar —y mucho— cualquier tarea que en un recinto no confinado sería mucho más sencilla.
Qué es un espacio confinado
Un espacio confinado es cualquier espacio con aberturas limitadas de entrada y salida y ventilación natural desfavorable, en el que pueden acumularse contaminantes tóxicos o inflamables, o tener una atmósfera deficiente en oxígeno, y que no está concebido para una ocupación continuada por parte del trabajador. ¡Un balneario, vamos! Si además este espacio confinado presenta riesgo de caída en altura y el trabajo a ejecutar requiere del uso de técnicas de acceso mediante cuerdas obtenemos un entorno de trabajo sólo apto para profesionales perfectamente preparados.
Riesgos específicos de los espacios confinados
Son aquellos ocasionados por las condiciones especiales en que se desarrolla este tipo de trabajo. Son inherentes a la definición de espacio confinado y son causados por una atmósfera peligrosa que puede dar lugar a los riesgos de:
Asfixia
El aire que respiramos contiene un 20,9% de oxígeno. La reducción de esta proporción puede producir síntomas de asfixia que se van agravando conforme disminuye ese porcentaje. Esta reducción puede encontrar su origen al producirse un consumo del oxígeno disponible o a un desplazamiento de éste por otros gases.
Intoxicación
La concentración en aire de productos tóxicos por encima de determinados límites de exposición puede producir intoxicaciones agudas o enfermedades. Las sustancias tóxicas en un recinto confinado pueden ser gases, vapores o polvo fino en suspensión en el aire. La aparición de una atmósfera tóxica puede tener orígenes diversos, ya sea por existir el contaminante o por generarse éste al realizar el trabajo en el espacio confinado.
La intoxicación en esta clase de trabajos suele ser aguda ya que la concentración que la produce es alta. Si la concentración es baja las consecuencias son difíciles de detectar debido a la duración limitada de este tipo de trabajos. Si son repetitivos pueden dar lugar a enfermedades profesionales.
Incendio o explosión
En un espacio confinado se puede formar con extraordinaria facilidad una atmósfera inflamable. El hecho de formarse una atmósfera inflamable puede deberse a diversas causas, como evaporación de disolventes de pintura, restos de líquidos inflamables, reacciones químicas, movimiento de grano de cereales, piensos, etc., siempre que exista gas, vapor o polvo combustible en el ambiente y su concentración esté comprendida entre sus límites de inflamabilidad.
Límites de explosividad
Límite Inferior de Explosividad (LIE), es la concentración mínima de gas en el aire por debajo de la cual una explosión no es posible.
Límite Superior de Explosividad (LSE), es la máxima concentración de gas en el aire por encima de la cual una explosión no es posible. Básicamente esto significa que si llenamos un espacio de gas, éste no explotará por más que acerquemos una fuente de ignición.
Por debajo del LIE se considera que la mezcla es «demasiado pobre» para arder, mientras que por encima del LSE ésta es «demasiado rica» para arder. Entre medias hablamos de rango de inflamabilidad. Este rango varía en función del gas. Por ejemplo, el rango de inflamabilidad del metano, un gas muy común, es de 5-15%. Por supuesto, los gases más peligrosos en este sentido son los que presentan mayor rango de inflamabilidad, como por ejemplo el acetileno que, con un rango de entre el 2,8% y el 93 %, ¡explota sí o sí!
Estos valores deben ser medidos mediante dispositivos específicos comúnmente denominados explosímetros. Estos equipos suelen estar calibrados para que nos avisen cuando se alcanza el 10% del límite inferior de inflamabilidad de un gas patrón, que suele ser el metano (CH4), lo que nos deja cierto margen para abandonar el recinto.
Medidas preventivas
Para controlar los riesgos derivados de los trabajos en EECC es imprescindible adoptar una serie de medidas preventivas: estas son las más importantes:
Autorización de entrada
Antes de entrar en un espacio confinado es imprescindible contar con una autorización de entrada. Dicha autorización, más que un documento es la garantía de que se cumplen todas las medidas de seguridad previas al inicio de los trabajos (aislamientos, mediciones favorables, personal suficientemente adiestrado, uso de EPIS adecuados, etc).
Medición de la atmósfera interior
No se debe entrar nunca en un espacio confinado sin antes haber medido su atmósfera. Es quizás la medida más importante (aunque insuficiente por sí sola). Da igual que en el pozo al que vayas a entrar se suponga que sólo hay agua: basta con una filtración o la presencia del cadáver en descomposición de un animal para que la atmósfera interior se vuelva peligrosa.
Mide siempre la atmósfera ANTES y DURANTE la realización de los trabajos: las condiciones pueden cambiar rápidamente aunque la medición inicial haya sido favorable. Lleva siempre encima un medidor específico durante toda la duración de los trabajos. Si se te ha olvidado en casa: no entres. Si se te ha olvidado cargar la batería: no entres. Si no sabes cómo funciona: no entres. Así de sencillo :).
Si los gases son más densos que el aire, estos tenderán a ubicarse en el fondo del recinto confinado. Al contrario, si son más ligeros, se ubicarán en la parte superior, algo a tener en cuenta antes de abrir la tapa de un pozo o de cualquier espacio confinado con abertura horizontal.
Ventilación
En muchos casos será necesario ventilar el recinto confinado para poder ejecutar los trabajos con seguridad. Si por ejemplo vamos a soldar en el interior de un silo cuya medición previa haya sido favorable (atmósfera limpia y perfectamente respirable), los propios gases producidos por la soldadura pueden generar una atmósfera tóxica/asfixiante rápidamente.
En el caso de silos donde exista polvo combustible en suspensión (harina, cereal, etc), cuando la concentración de polvo en suspensión es muy alta la atmósfera se vuelve explosiva y eso es algo que tu medidor no te chivará (éstos están calibrados en base a un gas patrón). Por tanto, si la actividad que vas a llevar a cabo va a generar mucho polvo, ¡ventila!
Esta ventilación puede ser natural (abriendo la boca de hombre de un silo, o la tapa de un pozo, por ejemplo) o forzada (mediante sistemas de extracción o impulsión de aire), aunque en la mayoría de los casos la ventilación natural suele ser insuficiente.
Vigilancia externa continuada
Otro requisito imprescindible cuando se trabaja en un recinto confinado es la presencia de al menos una persona en el exterior del mismo. Su cometido será triple:
- Asistir al trabajador que ejecuta los trabajos en el interior.
- Asegurarse de que todo transcurre de acuerdo al plan de seguridad.
- En caso de emergencia, dar la voz de alarma y, si así lo establece el plan de rescate específico, llevar a cabo la propia maniobra de rescate.
En el caso de las empresas de trabajos verticales, lo habitual es que sea el/los propios compañeros en el exterior los que ejecuten el rescate, lo que nos lleva al siguiente punto.
Plan de rescate
El rescate de un compañero en un espacio confinado puede resultar en el más técnico y complejo de cuantos se puedan dar en trabajos verticales. Sacar a una persona de 80 kg conectada a toda la imprescindible parafernalia relacionada con su seguridad —equipo de respiración, casco, mono de protección química, equipo de verticales completo, explosímetro, walkie-talkie, etc…— por una boca de hombre vertical de 50 cm de diámetro puede tener su miga…
Por ello es imprescindible elaborar un plan específico para cada trabajo, conocido por todos los integrantes del equipo y, siempre que sea posible, ensayarlo previamente: jamás aprenderás tanto sobre rescate en confinados como ensayando in situ. No entres nunca en un espacio confinado sin un plan de rescate.
Formación
No hay duda, la formación es el primer paso para poder plantearse trabajar en un espacio confinado con un nivel mínimo de seguridad. Aquí no vale aquello de “como mejor se aprende es metiéndose en faena”. Son tantos los parámetros críticos que hay que gestionar que cualquier error “de aprendizaje” puede acabar en tragedia. Formarse primero para después ir asumiendo una exposición al riesgo gradual bajo la supervisión de trabajadores profesionales es un planteamiento muy razonable.
Equipos de protección respiratoria
Conocer perfectamente los equipos específicos que vas utilizar a la hora de meterte en ese tanque o en ese silo es fundamental. Respecto a los equipos de protección respiratoria suele haber bastante confusión: ¿me protegerá esa “mascarilla de papel” en un silo de cemento? ¿Y una máscara integral con filtros mixtos en recinto con atmósfera deficiente en oxígeno? ¿Sirven de algo las mascarillas “de papel”?
Los equipos de protección respiratoria se clasifican en dos grandes grupos:
Equipos aislantes
Aíslan del contaminante mediante aporte de aire desde una fuente independiente. Son independientes de la atmósfera ambiente. Se dividen a su vez en:
Autónomos: la fuente de gas respirable —generalmente una botella— la porta el usuario. Su principal ventaja es la libertad de movimiento que proporcionan. En contrapartida, sólo aportan aire durante 20-50 minutos. Se suelen usar principalmente para tareas de rescate.
Semiautónomos: poseen una manguera a través de la cual llega el aire. La principal ventaja es que el aporte de aire es prácticamente illimitado. Es el sistema utilizado habitualmente para trabajos de larga duración.
Estos equipos son los indicados cuando trabajamos en atmósferas deficientes en oxígeno (por debajo de 19,5%) o con concentraciones elevadas de contaminantes. También suponen la mejor elección para trabajos que requieren un elevado esfuerzo físico.
Todos los equipos aislantes se denominan “de presión positiva”, ya que la presión dentro de la máscara siempre es más elevada que la del aire ambiente. Esto dificulta la entrada del contaminante en caso de que la máscara no ajuste bien o se mueva durante el uso a la vez que facilita la inhalación de aire durante esfuerzos prolongados.
Equipos filtrantes
Eliminan —filtran— el contaminante antes de que sea inhalado. Son dependientes de la atmósfera ambiente.
Aquí existe una gran variedad de modelos y sistemas, desde la mascarilla desechable hasta equipos de respiración asistida pasando por máscaras y semimáscaras de filtros desechables.
Al contrario que los equipos aislantes, estos equipos no protegen contra la deficiencia de oxígeno. Igualmente, si desconocemos la identidad o concentración de los contaminantes presentes, o ésta supera los límites de exposición profesional, debemos descartar su uso y recurrir a los equipos aislantes.
Su tiempo de protección estará limitado por la capacidad de retención del filtro: a mayor concentración de contaminantes, mayor frecuencia de cambio de filtros/mascarilla.
Otra de sus limitaciones es que pueden dificultar la respiración (presión negativa en el interior del adaptador facial, la respiración requiere un esfuerzo pulmonar extra), algo asumible en tareas de bajo desgaste físico pero que puede resultar crítico con trabajos más pesados. Lo normal si no estás acostumbrado es tener una sensación de ahogo (pero es sólo una sensación, sólo debes ajustar el esfuerzo a tu capacidad respiratoria :))
Los filtros se clasifican en 10 grupos identificados con un código de color específico, aunque los más habituales son los que protegen contra partículas, contra gases y vapores y los mixtos (partículas, gases y vapores, ABEKP).
La selección del filtro adecuado es fundamental: si te vas a meter en un silo de cemento (partículas) no te servirá de nada esa máscara integral de doble filtro para gases y vapores, de la misma manera que un filtro para partículas no ofrecerá NINGUNA protección en un pozo con elevadas concentraciones de metano.
Método de trabajo
Una vez dominados los conceptos básicos expuestos más arriba y evaluados los riesgos de la tarea a ejecutar toca elaborar un plan de trabajo: ¿cuántos técnicos hacen falta para realizar los trabajos? ¿Cuánto tiempo permanecerán en el interior? ¿Cada cuánto tiempo conviene realizar descansos? ¿Será suficiente con la presencia de un solo técnico en el exterior para realizar el rescate?
Número mínimo de trabajadores
Es una pregunta recurrente durante los cursos de formación: el número de trabajadores necesario para ejecutar un trabajo en un recinto confinado es muy variable y dependerá de muchos factores. Por supuesto, siempre tendrá que haber, cómo mínimo, una persona fuera, que será la encargada de activar y/o ejecutar el rescate.
En determinados casos —por ejemplo recintos verticales de poca profundidad con salida horizontal— un solo técnico será suficiente para sacar a su compañero en caso de necesidad. En otros sin embargo —recintos confinados verticales con salida vertical, silos de grandes dimensiones, presencia de varios trabajadores simultáneamente en el espacio confinado…— pueden ser necesarios dos o más técnicos. Como siempre, la elaboración del plan de rescate en base a la evaluación de riesgos será clave.
Descansos/Turnos
El mejor plan de rescate es el que no necesita ponerse en marcha. Por ello, uno de los aspectos más importantes —y descuidados— a la hora de planificar los trabajos es la gestión de los descansos. Las condiciones de trabajo en el interior de un recinto confinado pueden ser especialmente duras —al menos, en mi experiencia, las más duras.
Trabajando en el interior de silos de cereal en pleno verano me ha tocado limitar las tiradas a 45 minutos: tres cuartos de hora paleando grano compactado colgado de una cuerda, con una máscara integral filtrante —recuerda, presión negativa— y a temperaturas superiores a los 40ºC no son ninguna broma. Otras veces en cambio —tanque de tormentas con equipo de respiración semiautónomo— he podido permanecer horas en el interior sin ningún problema.
Gestionar el desgaste físico no sólo permite un mejor rendimiento físico —especialmente si los trabajos duran varios días o semanas— sino que constituye una medida de seguridad de primera importancia para mantener a raya a uno de nuestros principales enemigos en entornos de este tipo: el desvanecimiento (por calor, agotamiento, deshidratación, etc).
Por ello es recomendable hacer turnos entre compañeros y nunca forzar la máquina hasta el agotamiento: si tienes previsto permanecer dos horas en el interior y al cabo de una hora y cuarto te notas cerca del límite, no sigas, avisa a tu compañero en el exterior y sal: recuerda que en muchos casos aún te quedará “jumar” 10, 20 ó más metros hasta la salida…
Riesgo de sepultamiento / caída de material
En 2012 dos trabajadores de una empresa de verticales francesa perdieron la vida en un silo de azúcar al verse repentinamente sepultados: la investigación determinó que habían bajado al fondo del cono cuando se produjo un deslizamiento de material. Encontraron las cuerdas tensas y sus cuerpos sepultados a poco más de un metro de la superficie. Incomprensiblemente, la desgracia volvió a repetirse en 2017 en el mismo complejo —aunque con otra empresa—: esta vez moría engullido un trabajador de 21 años tras soltarse de las cuerdas.
Estos tristes acontecimientos nos recuerdan que nunca debemos bajar la guardia y que es crítico llevar un procedimiento de trabajo estricto. Como regla general, en silos de grano, azúcar, cemento, harina, etc, no bajes NUNCA al fondo del cono que forma el material, aunque estés atado a las cuerdas. Iguala siempre el nivel del material y NUNCA pises la superficie con todo tu peso, ya que podrías ser aspirado fácilmente. De la misma manera asegúrate de no trabajar nunca inmediatamente debajo de material que pudiera desprenderse –pegaduras, restos no retirados.
Longitud de cuerdas
El principal problema con el que nos podemos encontrar por no ajustar correctamente la longitud de las cuerdas es que éstas se enganchen o queden sepultadas. Las consecuencias en ambos casos son críticas: sencillamente no podremos izar al compañero en caso de emergencia. Esto nos obligará a descender nosotros mismos a cortar la cuerda (¡las navajas no deben estar proscritas en todos los casos!), perdiendo un tiempo valioso y poniéndonos a nosotros mismos en riesgo: simplemente es algo que puede ocurrir.
El mejor método para controlar la longitud de las cuerdas es que sea el compañero del exterior el que las regule mediante un descensor. Normalmente se deja un par de metros de cuerda por debajo del compañero que entra para que él mismo tenga cierta autonomía, el resto se regula desde arriba.
Si optamos por el método tradicional (nudo arriba) debemos asegurarnos de que las cuerdas no llegan al fondo y que no puedan verse enterradas en caso de caída de material —limpiezas de silos de cemento, cereal, etc.
Conclusión
Trabajar en recintos confinados utilizando técnicas de acceso mediante cuerdas puede ser una actividad segura siempre que se cumplan una serie de requisitos en cuanto a formación, planificación y rescate. Cada situación es distinta y tiene sus propias peculiaridades pero si hay una regla de oro válida para todas es ésta: si no ves algo claro o tienes dudas ¡no entres! —¡o sal si ya estás dentro!
13 respuestas a «Trabajos verticales en espacios confinados: una mezcla explosiva»
Hola Hector he descargado barios informativos los revisare con paciencia gracias. De Chile.
Que buen artículo, gracias por compartir!
Hola Hector, trabajo en el área rescate en alturas espacios confinados, muy buena la información. Gracias por compartirla.
Excelente informacion, me dedico a la capacitacion y la informacion es certera. Un abrazo.
MUY BUEN APORTE … GRACIAS POR COMPARTIR TUS CONOCIMIENTOS …
Excelente tema saludos desde Monterrey N.l.
Muchas Gracias Hector muy buen material, para el desarrollo del REC
Hector…..A ver cuándo te dejas caer por el Norte
Un abrazo y gracias por el aporte.
MUY INTERESANTE. SÓLO QUE HAY QUE CONCIENCIAR AL PERSONAL
Muchas gracias José, un abrazo para ti también!
Como siempre, es un placer compartir Luz, 🙂 muchas gracias a ti!
Excelente artículo, muchas gracias por compartir esta valiosa información.
Buenas tardes hector, una ves más te doy las gracias por tu gran virtud de hacernos ver el peligro inminente en los trabajos verticales, y en este caso en espacio confinados, bueno hector me despido diciéndote que eres un crack y que sigas decenpeñando tu trabajo como un gran profesional gracias y un abrazo campeón.