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El perfil de un buen formador de trabajos verticales: una perspectiva particular de un asunto mejorable

Curso trabajos verticales
© Héctor del Campo

La realidad de la formación relacionada con los trabajos en altura en España es, muchas veces, mejorable: cursos de trabajos verticales realizados con arneses de escalada, formadores con el cabo doble de anclaje con dos mosquetones sin seguro, sin casco o de espaldas a los alumnos… La calidad y el rigor no siempre están al orden del día. Chema Lanillos, formador de técnicos de trabajos verticales y formador de formadores, nos ofrece un interesante punto de vista sobre el perfil de estos profesionales.


En muchos de los cursos que he impartido para formadores de trabajos verticales o formadores de trabajos en altura, siempre hemos empezado definiendo entre todos, alumnos o candidatos, con una tormenta de ideas, cuál debería ser el perfil de un buen formador de trabajos verticales.

Una vez finalizada esta dinámica, en general los participantes se quedan un poco perplejos porque ellos mismos han definido un perfil al que, en el mejor de los casos, se acercan de lejos y donde, sobre todo los más honestos, suelen terminar diciendo la famosa frase: “Lo que nos queda por mejorar”.

Vamos a hacer un recorrido general de algunos aspectos vitales en este tema y luego que cada cual saque sus propias conclusiones al respecto, aunque aquí yo os mostraré las mías.

La formación en España, sea académica o la no reglada, que es sobre todo la que nos ocupa en este artículo, es decir, entre otros muchos ámbitos, la formación del trabajador en escuelas, centros de formación o en la propia empresa, no es uno de los aspectos de los que nos podamos sentir muy orgullosos. Muchas veces las realidades son ampliamente mejorables y otras veces sorprendentemente penosas.

Tengo constancia de cursos de trabajos verticales realizados con arneses de escalada, he visto con mis propios ojos formadores con el cabo doble de anclaje con dos mosquetones sin seguro, estar un formador supervisando maniobras de alumnos y el único que no llevaba el casco era él, formadores que ni se ponían correctamente su arnés ni supervisaban cómo estaba colocado el de los alumnos o formadores de trabajos verticales que nunca en su vida habían trabajado como técnico vertical, como “verticalero”, que es como coloquialmente lo mencionamos en España.

Evidentemente el formador perfecto no existe, somos seres humanos y como tales tenemos algunos aspectos en los que destacamos y otros por desarrollar o mejorar. Pero no nos relajemos, ser formador de trabajos verticales exige un perfil determinado y es algo muy serio. El dominio de unos aspectos mínimos, que vistos en su conjunto son bastantes, no es tarea fácil de alcanzar para considerarnos como buen profesional.

Evidentemente el perfil de formador tiene mucho de vocacional, también de cualidades innatas o adquiridas en la vida, pero para no desanimar a nadie, ser formador puede aprenderse o se puede mejorar mucho como tal. Sobre todo depende de nuestra actitud y nuestras ganas de progresar.

Es verdad, también por qué no decirlo, que algunos “candidatos”, fenomenales y excelentes personas y trabajadores, que pasaron por algunos procesos formativos que impartí, estaban a años luz de acercarse de lejos a un perfil aceptable como formador, evidentemente su itinerario personal en la vida y sus habilidades intrínsecas delimitaban a su alrededor una barrera difícilmente franqueable.

Otros ya “formadores” habituales o de manera ocasional alternando esta actividad con otras, que vi desarrollando su trabajo y que por diferentes circunstancias acabaron en este puesto de trabajo, dejaban mucho que desear, sin llegar a unas mínimas competencias básicas.

El autor impartiendo un curso de verticales en un escenario muy natural
El autor impartiendo un curso de verticales en un escenario muy natural

Claro está, sería injusto no decir, que otros profesionales que han pasado delante de mí o con los que he participado en encuentros o jornadas o directamente he sido su alumno, he visto cómo desarrollaban su trabajo y han sido una inspiración profesional para mí, gente competente y comprometida con su trabajo.

Por supuesto desde mi total subjetiva opinión, como todo este artículo, desgraciadamente este porcentaje siempre ha sido considerablemente menor, para desgracia de los participantes de los procesos formativos.

He tenido que soportar y ver soporíferas sesiones teóricas sin ningún feedback con los alumnos, con aspectos, que por otro lado eran interesantes y necesarios para la formación del participante, pero abordándolos desde perspectivas y metodologías aburridas y poco efectivas.

Estos se hubieran podido, con un poco de autocrítica, enfocar desde miradas más interesantes y útiles y no desde enfoques en donde al profesor solo le interesaba demostrar su dominio de ciertos aspectos, muchas de las veces inservibles para una verdadera formación de calidad y que solo fomentan el intento de lucimiento de un formador incompetente.

Por poner una nota de humor, que siempre viene bien, tenemos tantos tipos de formadores como de movimientos artísticos en la pintura.

Uno puede ser de los Impresionistas, para dejar a todos sus alumnos con la boca abierta después de unas maniobras de rescate espectaculares pero sin fundamento didáctico o de ninguna utilidad en un curso básico o practicar el Romanticismo con jornadas melancólicas y angustiosas de formación en donde el alumno se siente mal, sin tener en cuenta sus expectativas o de los surrealistas y dejar al propio Dalí como un aficionado del concepto de la realidad deformando a nuestro antojo una sesión formativa o decir que vamos a impartir una jornada formativa de carácter minimalista, es decir, que con los tiempos que corren de recortes, nos serán suficientes dos arneses para ocho alumnos y tres cuerdas en un rincón de la nave del almacén.

Es decir, tú decides el estilo, pero me encantaría que todos impartiéramos formación con el estilo pictórico de realismo, lejos del academicismo y bien pleno de racionalismo.

Después de esta nota de humor, entremos en materia. A continuación enumero un resumen de los aspectos o características más importantes que debería tener un buen formador de trabajos verticales. No sería honesto no decir que este listado, además de las aportaciones propias, contiene también otras aparecidas, en las muchas tormentas de ideas que realicé con mis alumnos y en otros procesos formativos en donde tomé parte yo mismo como alumno o participante y en donde otros compañeros hicieron fantásticas aportaciones.

Si eres un formador, puedes con esta tabla autoevaluarte, además de ver qué aspectos deberías mejorar en el futuro. El método es sencillo: Suma un punto por cada aspecto positivo que consideres tienes suficientemente de las tablas (hay 52 ítems). Réstale al total 10 puntos, porque siempre uno al autoevaluarse es extremadamente optimista con uno mismo, multiplica por 10 el total y divídelo entre 52 y esa es tu nota (de 1 a 10) auto evaluativa como formador.

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Cursos trabajos verticales

¿Qué tal?, ¿cómo se te ha quedado el cuerpo? El que diga que atesora todos los aspectos positivos de las tablas, es que miente, el que no diga que “nos queda mucho por mejorar” no es sincero o consecuente. Yo no tiraría la primera piedra al querer justificar que mi perfil de formador coincide con este listado, me queda un largo camino para optimizar mi rendimiento cualitativo como facilitador de procesos formativos.

Un último paso de autoevaluación. No importa la puntuación obtenida en el anterior ejercicio, porque si solo uno de los ítems siguientes está en tu forma de actuar, definitivamente no puedes ser formador. Este listado os lo muestro, porque desgraciadamente muchos alumnos y participantes de procesos formativos han tenido que soportar, lo digo de primera mano, pseudo-formadores con perfiles preocupantes:

Si eres o quieres ser formador ten en cuenta que es un trabajo duro, muchas horas de pie, muchas veces con la mirada atenta y observando con los cinco sentidos el desarrollo de los ejercicios de los alumnos, la voz se siente resentida ya que se debe hablar muchas veces bastante, periodos prolongados y en espacios grandes y a larga distancia. Con una enorme responsabilidad en relación a la seguridad de los participantes, un error por parte de un alumno y una caída muy grave o mortal podría ocurrir.

Este aspecto, si eres responsable genera mucho estrés, constantemente se debe “monitorizar” y supervisar la seguridad. Los descansos y cambios de ritmos durante las sesiones son esenciales para salir de la rutina, con sus malas consecuencias de bajada de guardia.

Uno no es buen formador solo por ser técnico en prevención o por tener diez años de experiencia como técnico vertical o por ser escalador y dar cursos de escalada o por ser el gerente de un centro de formación. Uno es un formador cuando tiene un perfil que se aproxima bastante a las tablas anteriormente citadas.

Formación trabajos verticales
Los alumnos del autor practicando técnicas verticales

Si eres alumno, demanda profesionalidad y competencia. Aunque formarse en centros acreditados hace que obtengamos muchas más garantías de calidad y profesionalidad, me consta que muchas asociaciones nacionales e internacionales están haciendo un buen trabajo para que la formación sea de calidad, el formador es una persona individual con identidad propia y el hábito no hace al monje, ni las instalaciones por muy buenas que sean aseguran un buen profesional. Contrasta la información que te dan, no busques solo un certificado, busca una formación integral de calidad.

Una frase que cada vez me gusta más decir a los alumnos al empezar un curso es “Pudiera ser que todo lo que aquí os cuente sea mentira”. Alguna vez premeditadamente conté algunas cosas erróneas a mis alumnos para ver si contrastaban esta información con el manual que se les daba, que decía lo contrario y la mayoría de las veces ni fueron conscientes de ello. Sé un alumno responsable, pregunta, esfuérzate y sobre todo lee y cuestiónate las cosas, practica.

Algunas reflexiones didácticas

Ahora vamos a reflexionar sobre algunos aspectos seleccionados al azar, entre los muchos de los que podríamos preguntarnos, de mejora metodológica para un formador. Reflexiona y respóndete a ti mismo estas cuestiones:

¿Cuando hablo, la velocidad, vocalización y volumen es el apropiado?

¿Adapto mi forma de comunicar al escenario físico en donde desarrollo el proceso formativo? Aula, área amplia de prácticas, centro de formación exterior, exteriores en una industria, etc.

¿Adapto mi forma de comunicar a los participantes del proceso formativo? Vocabulario, nivel de los oyentes, etc.

¿Utilizo un vocabulario estándar y consensuado con los alumnos? Por ejemplo: ¿Qué vamos a decir: puño bloqueador, puño, jumar, bloqueador?, ¿Cabo de anclaje, elemento de amarre, doble elemento de amarre, cabo?, ¿Descensor, ID? ¿Croll, bloqueador de pecho, bloqueador ventral o directamente ventral?,

¿Les informaste a los alumnos de lo que es la leva anti error de un ID, que es exactamente ahora donde tiene la cuerda enganchada y él está a 6 metros del suelo y tú le gritas desde abajo sin que él te entienda?

¿Las instrucciones verbales que das a los alumnos son claras, breves y directas?

¿Te has colocado en la zona de prácticas, en un lugar donde controlas la situación y supervisas correctamente a los alumnos?

¡No des nunca la espalda a los alumnos que están en suspensión en las cuerdas!

¿Haces un buen uso de la pizarra en el aula? ¿Sabes explicar cosas en ella? ¿Escribes sin faltas de ortografía y buena letra y dibujas en la pizarra con claridad?

¿Los alumnos se sienten relajados y cómodos, preguntan, se ayudan, colaboraban con el profesor y entre ellos?

¿Has sido consciente de los errores de los alumnos?, ¿Los has corregido?

¿Has realizado preguntas efectivas a los alumnos para confirmar que han comprendido lo que acabas de explicar?

¡De nada sirve preguntar: ¿Lo has entendido? Casi siempre te dirán que sí y luego veras la realidad en el momento menos apropiado!

Explicar un contenido del curso y mostrar cómo se hace no es suficiente para que un alumno lo interiorice, solo se aprende lo que se practica, practica y practica y se vuelve a practicar.

¿Has tenido en cuenta la etapa de la clase en donde te encuentras en la corrección de errores para valorar cuándo y como hacerlo?

En fin amigos, toda una ciencia esto de la formación. Para mí ha sido y seguirá siendo un mundo apasionante, en donde siempre y digo siempre, el que más aprende es el formador.

Es un placer conocer nuevas personas, ver sus intereses y necesidades, me enriquece a mí como persona. Constatar que lo que les estás facilitando es útil para su puesto de trabajo y para su vida. Compartir conocimientos y experiencias es una de las actividades más enriquecedoras que realizo. Gracias por estar al otro lado.

 

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Por Chema Lanillos

Trabajador y especialista en trabajos verticales y de difícil acceso, Formador de técnicos de trabajos verticales y trabajadores en altura y formador de formadores de ANETVA durante siete años.

Especialista en procesos formativos en el entorno de la altura, trabajos de acceso con cuerda y maniobras de rescate. Miembro del grupo de rescate de montaña de Cruz Roja Madrid. Facilitador formativo en aplicación y protocolos de primeros auxilios a los trabajadores en altura.

Consultor independiente. Actualmente en un proceso de reciclaje profesional y búsqueda de nuevos horizontes.

11 respuestas a «El perfil de un buen formador de trabajos verticales: una perspectiva particular de un asunto mejorable»

Muchas gracias de nuevo por el post, super interesante.. me encanta lo de el «formador» que lo que intenta es lucirse y ante gente que se supone tiene poca idea, demuestre sus habilidades, me he encontrado unos cuántos, jeje.. Hecho de menos (o no sé si lo tenéis) un artículo dónde recoja el tema de las formaciones de «trabajos en altura» o «trabajos verticales». Es decir, qué dice la ley al respecto, las horas mínimas de unas y otras formaciones, de los contenidos de ambos, de la firma por parte de un técnico en PRL para su veracidad, etc etc.. Porque, no nos engañemos, existen multitud de empresas «serias» que dan una formación de calidad, pero miles de piratas, que con un arnés (el que sea), y un par de cuerdas (con suerte) te hacen un curso de «altura» que el pobre pintor necesita para poder ganarse la vida en el trabajo, jugándosela… Muchas gracias.

Gracias, mil gracias por escribir este artículo, la verdad me deja mucha enseñanza “mucho por aprender. Un saludo desde el Departamento del Putumayo Colombia. Dios te bendiga

Hola Chema, saludos desde medellin Colombia, gracias por este articulo, definitivamente para multiplicar, cada dia se debe crecer como profesional, y hacer seguro cada entorno de trabajo . Cuidate !

Buenas tardes,
En el ejercicio de auto-evaluación como formador el rango de posibles resultados, entiendo que es de 0 a 8 y pico. Y no de 0 a 10 como pone pues es imposible sacar un 10, al restarle 10 (porque siempre uno al auto-evaluarse es extremadamente optimista con uno mismo); nunca se puede sacar un 10 de nota final. Creo que es un buen invento el que nunca se consiga un 10 (siempre hay algo que mejorar o aprender, y es un proceso infinito).
Felicidades por el articulo.
Gracias

Hola Chema, una pregunta, impartis cursos de formador de formadores en trabajos en altura???

Querido Chema, muchas gracias por tus pensamientos. Te recordamos por siempre en las montañas encima de Medellin. aprendimos muchisimo de ti.
Y gracias por las fotos de nuestro ambiente. Cuando vuelvas por estos lados, aqui estan las puertas siempre muy abiertos.
Saludos de los Nomadas de San Antonio de Prado.

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